Cómo quejarte y reclamar en inglés

Cierto día de verano decides que te vas de vacaciones a Estados Unidos siguiendo más las preferencias del grupo de amigas con el que ibas que otra cosa, más que nada porque a ti lo de los largos viajes en avión sobrevolando inmensos océanos como que no te emociona mucho. Pero da igual, te lanzas…total, ibas acompañada, así que el viaje, aburrido lo que se dice aburrido, no iba a ser.

Lo que no te esperabas es que te fueras a encontrar con tantos obstáculos para hacerte entender. Y no era por falta de dominio del inglés, porque ya le habías dedicado unos cuantos años a aprenderlo, sino por falta de conocimiento de las reglas de conducta que nadie había tenido a bien explicarte.

En el avión

La cosa empezó en el avión. Tú empeñada que te trajeran una mantita (blanket), por favor. A la azafata (air hostess/flight attendant) se olvidaba. Pasó a tu lado una, dos, tres, cuatro veces, y la mantita brillaba por su ausencia. Ya, sin paciencia, y con la garganta entumecida del frío que hacía, decidiste abordarla a la quinta vez que pasó por tu lado:

Hey… excuse me… Could you please bring me the blanket I asked you for some time ago?”

Y ella tan tranquila va y te dice que lo siente mucho, pero ya que no le quedan.

¡Pero si tú se la pediste nada más subir al avión!

Decides reclamar (complain), como es natural, elevando el tono de voz y le exiges a la azafata que te traiga una manta de primera clase si hace falta, que si no, tomarás las medidas oportunas.

Ella, sin pestañear (without batting an eyelid), se da media vuelta y te trae tropecientos  forms para rellenar (a mano, claro), indicándote que cuando termines de rellenarlos, se los entregues.

Y claro, tú te ves en la tesitura de tener que elegir entre seguir perdiendo el tiempo con el tema de la famosa mantita que igualmente estaba claro que no ibas a conseguir o sacar algo de tu maleta de mano que te sirva para taparte y ponerte a dormir enseguida.

Eliges lo segundo, básicamente porque son las 3 de la mañana hora española y ya no te aguantas más del sueño que tienes (ni la azafata tampoco). Encuentras un jersey que siempre llevas a mano para los matadores aires acondicionados y te duermes pensando qué has hecho para merecer (deserve) esto.

En el hotel

Llegáis al esplendoroso hotel de Miami Beach que habíais elegido en primera línea de playa (a beachfront hotel) para pasar unas estupendas vacaciones de playita, shopping y relax.

Segundo problema, las habitaciones (rooms) no eran las que habíais reservado. Vuelves a reclamar como estás acostumbrada a hacerlo: mirada amenazante, ojos desorbitados, tono elevado (elevadísimo) y actitud muy poco amigable.

La recepcionista pone cara de azafata (¿otra vez?) y repite el comportamiento de su predecesora: ni te contesta, no pestañea, se da media vuelta y vuelve con más forms para rellenar para que expliques claramente el cómo, el cuándo, el dónde y el porqué de tu disgusto, los antecedentes, las consecuencias, qué quieres conseguir y la fecha de consecución del evento.

¡Pero si parece un examen!

Ah, claro, además todo por triplicado (tripled) por favor, que no disponemos de hojas auto copiables. Plop.

¿Qué está pasando?

Vas captando el asunto.

Resulta que cuando uno se queja de algo o no ha quedado completamente satisfecho con algún servicio o producto, los anglosajones son los primeros en ofrecerte una solución inmediata, son los reyes del customer satisfaction (satisfacción al consumidor) y además lo hacen de tal forma que realmente consiguen que te vayas contenta de cualquier situación, por más mala que sea.

Lo que ocurre es que sus tímpanos (eardrums) son un pelín delicados y no sólo no soportan el tono de voz elevado que utilizamos los hispanohablantes como tono de voz habitual, sino que lo consideran una horrorosa costumbre que lo único que denota es que esa persona no sabe mantener la calma y es maleducada (bad-mannered) y grosera (rude), cualidades muy pero que muy repelidas en esa cultura.

Cualquiera que no cumpla las normas básicas de la buena educación anglosajona está fuera de lugar. No sólo te ignoran con desdén (contempt), sino que ponen en marcha sus mecanismos de autodefensa (self-defense) que se centran básicamente en seguir un estricto procedimiento.

Tienen procedimientos absolutamente para todo. Te llenan de papeleo (paperwork), todo manual porque, contrariamente a lo que uno pudiera pensar, están muy poco automatizados, y hala, espabílate…¡por lista!

Moving on

Así que pasas página. Aprendes la lección.

Te vas con tus amigas de shopping, pues se asoman unos negros y sospechosos nubarrones por el horizonte que os hacen cambiar rápidamente el plan de pasar el primer día de relax en las doradas playas de Miami Beach.

Nada más acabar de pagar tu primer vestido del día, sales de la tienda y ¡te das cuenta que está descosido! ¡Horror!

Vuelves a entrar furiosa, tus ojos se empiezan a inyectar de sangre… cuando en un ramalazo de lucidez te acuerdas de los recientes acontecimientos quejumbrosos.

Así que decides aplicar la máxima de “allá donde fueres, haz lo que vieres” (“when in Rome, do as the Romans do”), optando por imitar el comportamiento de tus interlocutoras americanas que tan sabiamente en sólo 24 horas habían conseguido enseñarte cómo comportarte en su territorio.

Respiras hondo, cuentas hasta 10. No pestañeas. Pones cara de azafata y elevando el tono (esta vez solo un poquitín y solo en los agudos para suavizar la voz) en primer lugar dices la palabra mágica, sorry, así porque sí – sorry es como quien dice “hola” para nosotros y sirve básicamente para allanar el camino hacia (paving the way towards) tu malévolo objetivo.

Prosigues a explicar calmadísimamente, sin asomo de enojo y con una inmensa sonrisa, lo ocurrido con tu compra. Acto seguido, pasas amablemente a solicitar la devolución (refund) de tus dolaritos de forma firme (aunque suave y educada). Sigues sin pestañear y continúas manteniendo la sonrisa en todo momento.

La dependienta se deshace en disculpas. Te ofrece mil alternativas. Te cambia el vestido sin ver siquiera el recibo de compra (bill/invoice) y además, no sólo te ofrece un cupón para clientas VIP para que escojas algún complemento (accessory) de su recién estrenada colección de verano – ya le has echado al ojo a un collar (necklace) precioso a juego con tu vestido – sino que te da otro cupón (son también los reyes de los cupones) para que te tomes un refresco (soft-drink), cortesía de la casa.

¡Has aprendido la lección!

La amabilidad es la mejor forma de conseguir que alguien te haga caso. Hay que ser firme, por supuesto, pero no hay que perder jamás la compostura. Si lo hubieras sabido en el avión, ¡seguro que hasta acababas en first class con siete mantas bordadas (embroidered) en oro conversando con alguna celebrity !

See you around! 😉

Aprende a escribir una claim note (carta de queja) en inglés.

If you want to read this article in English, click here.

Foto proporcionada por: Microsoft

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